CARACTERES VEGETATIVOS DEL ESPORÓFITO - TALLO
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Raíces y Tallo
La raíz sirve para la fijación al sustrato y para la absorción de agua y sales minerales a través de los pelos absorbentes. Las raíces de los esporófitos adultos son de origen caulinar, ya que la raíz embrionaria se atrofia y sólo sirve para el anclaje y sostenimiento inicial del joven esporofito. En algunas especies hay micorrizas que facilitan la nutrición mineral. En los grupos actuales faltan las raíces en las psilotales y en algunas salviniáceas, en este caso por adaptación al medio acuático en el que viven flotando.
La disposición de los haces conductores en el tallo es muy variada; se presentan casi todos los tipos de estelas conocidos, salvo la atactostela. En el xilema los elementos celulares característicos son las traqueidas; sólo en Pteridium, en Marsilea, y en ciertas especies de Selaginella, se encuentran vasos verdaderos. Los órganos aéreos tienen la epidermis recubierta por una cutícula impermeable que les permite conservar la hidratación del citoplasma.
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En los licófitos los tallos suelen ser aéreos, de crecimiento indefinido y ramificados, excepto en las isoetales, que los tienen subterráneos, tuberosos y con un tipo peculiar de crecimiento secundario.
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Las psilotópsida y equisetópsida tienen un sistema de tallos postrados o subterráneos de los que parten ramas aéreas erguidas. En los helechos el tallo es subterráneo en la mayor parte de las especies; se trata de un rizoma, con crecimiento horizontal o vertical. Si el rizoma se extiende horizontalmente, las hojas salen distanciadas a lo largo del mismo, mientras que si crece verticalmente, el crecimiento suele ser de menor intensidad y las hojas se disponen formando una especie de roseta. En algunos casos los tallos son aéreos, se desarrollan por encima del sustrato, y crecen tanto postrados como erectos. Las maratiópsida los tienen aéreos, erectos y carnosos, no ramificados, al igual que los helechos arborescentes; en éstos el tallo puede llegar a alcanzar 10 m de altura y en su extremo se dispone una roseta de hojas que le dan el aspecto de una palmera.
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Como la mayoría de los licófitos y helechos son perennes, en los tallos se acumulan sustancias de reserva que permiten el desarrollo de nuevas hojas en la siguiente estación de crecimiento.
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Parénquima reservante de Isoetes y rizomas engrosados de Microgramma
La ramificación de tallos y raíces es con frecuencia dicotómica: la célula inicial se divide en dos que pasan a ser las iniciales de dos ramas equivalentes; en el caso de que el crecimiento se deba a un grupo de células apicales es el propio meristema terminal el que se divide en dos ápices más o menos iguales y divergentes. Este tipo de ramificación está claramente representado en los ejes de algunas licopodiales, en las raíces de las isoetales y en los ejes de las psilotales. En los equisetos la ramificación es típicamente verticilada y en los helechos tiende a hacerse monopódica.
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Raíz dicotómica de Isoetes; tallos pseudomonopódico de Lycopodium
y ramificación vertilicada de Equisetum
En las especies actuales sólo se da crecimiento secundario de forma aislada, en las isoetales y en Botrychium, pero en diversos grupos fósiles era común que los esporofitos se desarrollaran como árboles con crecimiento secundario en grosor.
Generalmente los rizomas de los helechos están recubiertos por escamas (páleas) o por pelos, cuya morfología y estructura tienen valor sistemático.
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Escamas del rizoma de dos especies de Blechnum y de Asplenium
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